viernes, 25 de enero de 2013

Madrid Fusión, o con qué se sirven las catas

"Lo vas a pasar fatal cuando tengas que hacer una cata, todo lo ponen con pan"
Éste era el aviso que me hacían varias personas al comentar mi situación de 'celíaca' antes de acercarme por Madrid Fusión. Tanto me hizo reflexionar éste comentario que cambió hasta mi visión al entrar en la cita gastronómica celebrada en Madrid durante los días 21, 22 y 23 de enero. El problema que me planteaban era totalmente factible: un celíaco no tiene problemas con la comida, en la mayoría de lo casos, puede tenerlo más bien con los soportes en los que se sirve.
Pero la sorpresa en esta ocasión fue mayúscula. No había alimentos con gluten como soporte, más que en alguna mermelada, en bocadillos -lo cual era obvio-, y en algún rincón como acompañamiento a ciertas catas. El resto se configuraba en un universo de palillos, cucharas de todo tipo y forma, vasitos, copas e incluso la herramienta más antigua: las manos (con servilleta incluida, por supuesto).
 
La lista de alimentos que podía catar resultó ser igual de larga que suculenta: queso brie con flor de sal y trufa en Lactalia Foodservice; salmón salvaje marinado en Alaska Food; jamón de Guijuelo en Carrasco; boquerones con soja en Sempio; cebolla echalión en Aparici; frutas y queso en el stand de Minas Gerais (Brasil); café 100% arábica en Cafés Baqué; caviar en Nácarii; una larguísima lista de vinos en el espacio de Enofusión; torta del Casar; caviar con espuma de limón de Riofrío; una nueva bebida refrescante llamada Pinkcow; podría haber probado incluso -si atendemos a la ausencia de gluten- agua de mar embotellada en Mediterránea, aunque esa mejor probarla en un arroz ya cocinado...

Qué duda cabe, que aquellos que no puede degustar, bien por estar sobre algo con gluten, bien por contener gluten, o por saturación, los disfruté a través de la vista y el olfato, tanto, que aún tengo en la pituitaria los aromas que se desprendían de las cazuelas de las demostraciones así como de las bandejas que circulaban por los pasillos y mostradores.
Queda demostrado la gran variedad de productos que un celíaco puede tomar, aunque lo admitiré, los soportes elegidos para dar a catar facilitaron bastante la 'pequeña' limitación que en ocasiones supone no poder tomar gluten.

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